viernes, 27 de febrero de 2009

Clientelismo político?

Quiero creer que la combinación de políticas anticampo con una sequía histórica es una dura prueba a la que Dios nos está sometiendo.
¿A tal punto hemos llegado en nuestra desesperación que nos olvidamos del verdadero fin de nuestras protestas agropecuarias? ¿Tan agobiante es nuestra situación como para corromper nuestra dignidad e invertir nuestra escala de valores?
Realmente me angustia el hecho que se anuncie una “ayuda” para los productores y salgamos corriendo a llenar los papeles para que “nos den” un poco. Como si fuera un logro que el gobierno se interese por la situación actual del campo.
El forraje para el ganadero o el subsidio para el agricultor equivalen a un porcentaje mínimo de lo que se aporta en concepto de retenciones o de lo que se queda la cadena intermedia entre el productor y el consumidor por la intervención del ONCCA en los mercados. Es un grano de arena en el desierto, carísimo, por cierto y que deben pagar todos los argentinos.
Sirve, en primer lugar, para prolongar la agonía de los más castigados por la situación (política y climática) y a la vez comprometerlos al momento de aceptar la dádiva. ¿Acaso no es lo mismo que sucede en los cordones de pobreza cuando se reparten colchones y chapas?
Sirve, en segundo lugar, para hacer propaganda política anunciando subsidios para el sector y confundir una vez más a la opinión pública para que quien no está en tema vuelva a preguntar de qué se queja el campo.
Ruego a Dios (y sólo ante El me arrodillo) no caer en el clientelismo político. No debemos olvidar la esencia de nuestra lucha: que no nos saqueen lo que es fruto de nuestro trabajo y esfuerzo. Menos todavía que después nos den migajas y nos hagan creer que nos están ayudando generosamente.

Ana Inés Errazquin
Agrup. Rural Pampa Jóven

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy bueno prima
Enrique